-El destino del partido Morena en Yucatán lo están decidiendo expriistas que representan a grupos corruptos
-“Huacho” Díaz inició con la división y Verónica Camino terminaría de destazar al partido
-La delegación federal es un jugoso botín que quieren usar con fines electorales
Mérida, Yucatán, 23 de enero de 2020.- La inminente llegada de más priistas al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) amenaza con terminar de destazar a esa agrupación en Yucatán y convertirla en refugio de tránsfugas, oportunistas, corruptos y vividores del erario.
Este éxodo de priistas refleja la poca confianza que tienen en su partido y en su actual presidente Francisco “Panchito” Torres Rivas, quien no ha hecho nada para reagrupar a los militantes y generar un mejor ambiente; incluso, enfrenta una exigencia por parte de los diputados locales y de otros grupos, de que sea destituido de su puesto por “mentiroso y traidor”.
La reciente salida del PRI de Jorge Sobrino Argáez y su entrada al Partido Verde (PVEM) es prueba de ese éxodo y es apenas el inicio de que una estampida mayor se estaría fraguando, detrás de la cual estarían la senadora Verónica Camino Farjat y su protector Víctor Caballero Duran.
Como se sabe, Sobrino Argáez es hijo de Carlos Sobrino Sierra, prominente priista y poderoso asesor de Ivonne Ortega Pacheco cuando ésta fue gobernadora de Yucatán, en un quinquenio donde imperó la corrupción, el despilfarro, la opacidad, el latrocinio, la especulación y apropiación de tierras, los favoritismos y el nepotismo.
También es prueba de que Verónica Camino, quien traicionó y abandonó el PRI para ingresar al PVEM y así facilitar su llegada al Senado, se está rodeando de gente que representa a grupos rupestres que anhelan volver a un pasado de corrupción y privilegios.
Este éxodo inicial hacia el PVEM tiene como objetivo final el ingresar a Morena o crear una alianza para colocar a la senadora como su candidata a la gubernatura en un lejanísimo 2024, pero ya operan con miras a las elecciones del próximo año, para posicionarse políticamente utilizando los recursos económicos de ambos partidos.
Incluso, buscan usar con fines electorales los programas federales que en Yucatán están a cargo de “Huacho” Díaz Mena, quitándolo a él y colocando en su lugar a alguien cercano a estos grupos rupestres que, obviamente, saldría de estos tránsfugas del PRI y no de los militantes verdaderos de Morena. Es un relevo que la misma senadora estaría operando desde la Ciudad de México con sus amigos morenistas en el Senado.
De hecho se señala que la reciente visita del senador Jorge Carlos Ramírez Marín al delegado “Huacho” Díaz sería para advertirle de los tejemanejes que su excompañera de fórmula estaría haciendo, en la Ciudad de México, para sugerirle al presidente Andrés Manuel López Obrador que lo destituya.
Mientras el destino de Morena se está decidiendo fuera del partido, haciendo a un lado a los verdaderos morenistas que han trabajado desde que el partido no era nada ni tenía estructura, el líder estatal Mario Mex Albornoz sigue sin decir nada ni ser tomado en cuenta.
Al igual que cuando “Huacho” Díaz llegó a Morena impuesto como candidato a gobernador, con lo que se inició la división del partido, actualmente Mex Albornoz sólo está mirando y parece no tener voz ni voto ni defiende a quienes se sacrificaron por los ideales y proyectos de la Cuarta Transformación.
Mex Albornoz es sólo triste testigo del destazamiento, como dijera un investigador de la UADY, del “partido de la esperanza”, que cada día se transforma en el más viejo PRI, aquél de la corrupción y la inmoralidad contra las que dice luchar.