23 diciembre, 2024
Un monolito azteca demuestra que el escudo nacional no tenía una serpiente originalmente
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Ciudad de México, 24 de julio de 2020 (Agencias).- El emblema de Tenochtitlan muestra un águila parada sobre un nopal sosteniendo el atl-tlachinolli, un símbolo azteca que representa a la guerra ¿de dónde salió la serpiente presente en el escudo nacional?

  A diferencia de otros escudos con referencias astronómicas (como estrellas, lunas o soles), religiosas (con cruces de distinta índole o biblias) o de animales icónicos de una región, el emblema nacional de México cuenta la historia de la fundación de Tenochtitlan por los mexicas.

Según el Códice Boturini y otros posteriores a la Conquista, el mito fundacional de México-Tenochtitlan asegura que el pueblo mexica emigró del norte, en busca de la señal divina de Huitzilopochtli para fundar su nueva ciudad: un águila parada sobre un nopal devorando a una serpiente.

Los mexicas se establecieron en un islote en el centro del Lago de Texcoco, donde según la leyenda, encontraron la ansiada señal y desde entonces, esta poderosa figura se convirtió en un símbolo de la ciudad que se desarrolló en el Valle de México.

Sin embargo, al intentar rastrear históricamente la representación más antigua de este emblema que más tarde se convirtió en el escudo nacional, tanto el águila, como el nopal están presentes desde tiempos prehispánicos, pero la serpiente no aparece sino hasta después de la Conquista.

La representación más antigua de este emblema de la que se tiene registro es el Teocalli de la Guerra Sagrada, un monolito mexica que representa un templo a escala y que se creó entre el año 1200 y 1521, es decir, previo a la Conquista.

Según Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta escultura de piedra que actualmente se encuentra en el Museo de Antropología, “reúne los símbolos del poder político, la religión y la cosmología para expresar los vínculos entre los gobernantes, las divinidades y las fuerzas de la naturaleza”.

Además de mostrar la presencia de distintas divinidades como Tláloc, Tlahuizcalpantecuthli, Xiuhtecuhtli y Xochipilli en las fachadas laterales, la cara trasera de esta piedra muestra la posible inspiración del escudo nacional, con una variante: un águila de perfil parada sobre un nopal, que en lugar de devorar una serpiente, sostiene en su pico un símbolo pictórico prehispánico conocido como atl-tlachinolli.

“La fachada trasera está ocupada por el emblema de Tenochtitlan, en el que el águila se posa en un nopal sujetando con su pico el símbolo de la guerra”, explica López Luján.

El atl-tlachinolli, que se puede traducir como “agua-incendio” fue un ícono de vital importancia para la cosmovisión mexica, que expresaba una concepción divina de la guerra resaltando su aspecto sagrado.

Este símbolo está presente en distintos códices y esculturas y se expresa gráficamente como dos corrientes (una de agua y otra de fuego) que se unen, manteniendo el equilibrio y la dualidad del cosmos; sin embargo, es muy probable que después de la Conquista, el atl-tlachinolli fuera omitido intencionalmente del escudo nacional.

Durante la Colonia, el emblema de Tenochtitlan sufrió una modificación sustancial visible desde el escudo del Ayuntamiento de la Ciudad de México de 1534, un cambio que habría de perdurar hasta el México Independiente y permanecer hasta nuestros días en el escudo nacional que todos conocemos: el atl-tlachinolli desapareció y en su lugar, el pico del águila sujeta una serpiente, identificada como una cascabel y ocasiones, como una culebra de agua.

Aunque no está del todo clara la razón de esta modificación, el análisis histórico apunta a que el desconocimiento de los españoles del significado del atl-tlachinolli, además de la firme intención de desplazar la cultura y los símbolos prehispánicos, provocó que el ícono fuera relevado por una serpiente, un reptil que en la iconografía cristiana se relaciona con el diablo y el pecado.

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